jueves, 17 de diciembre de 2009

Un maldito mail

  • 19 de diciembre de 2006


Hay una canción de Ale Sanz que dice: "Podría haber llorado un mar de lágrimas saladas, arrojarme a los abismos y partirme en dos el alma, desatar la tempestad y el huracán de mi garganta y confesar desesperado que no puedo con mi rabia,
Aunque en mi actitud no soy tan evidente, no puedo sufrir más..."

* ¿Alguna vez sintieron un vacío grande en el corazón? ¿Un hueco que, pese a los amigos que nos brindan su cariño y la familia que nos ama, es difícil de llenar?
* Tal vez sean los amigos especiales que se alejan de a poco...
* Tal vez sean los seres queridos que no están con nosotros y sentimos la necesidad de verlos, hablarles, abrazarlos...
* Tal vez sea el amor, que nunca llega...
* Tal vez sea la cobardía y el que no nos guste nuestra forma de ser...

No sé qué será. Pero sé que por estos días siento ese vacío. Y espero que sane pronto.
"El dolor cuando es por dentro es más fuerte..."



El 7 de diciembre lo vi por última vez, en el acto de fin de año de la escuela, en el cual le entregaron una medalla por graduarse de la secundaria. Y no lo saludé, no me despedí. No, siempre rodeado de amigos o peor, de su novia. Era su noche y no lo quise molestar.
Hace unos días le mandé un maldito mail. Corto, pero conciso. Típico de mí: cuando ya no lo veo más, cuando no hay chances, ahí le digo lo que siento, y por escrito. De cobarde que soy.

Era un mail simple. Decía más o menos así: "Sé que te tendría que haber dicho esto antes y no ahora que estás de novio. Quiero que sepas que 'sigo teniendo la intención de quererte hasta que se apague mi sol' [qué cursi lo mío] Me hubiera gustado decírtelo antes, pero mi timidez no me dejó. Perdoname si te molesta que te lo diga, sé que no es el mejor momento, pero tenía que decirlo porque no podía guardarlo más, iba a explotar. Te deseo que seas muy feliz con ella. Por favor, te pido que me contestes, aunque sea un insulto, pero contestame algo, lo que sea."
Así de desesperada estaba. Por msn, me dijo que lo iba a leer (supuestamente no estuvo abriendo el correo). Yo aún sigo esperando su respuesta.

Almendra*


lunes, 14 de diciembre de 2009

No existe el destino

  • 4 de diciembre de 2006

Las lágrimas se desprenden de mis pestañas,
surcan mi rostro y se deslizan por mi piel.
El dolor es intenso, las heridas profundas,
destrozan mi corazón y me reinventan el ayer.

Apareciste una mañana de abril,
una luz de esperanza en mi interior se encendió,
las ilusiones brotaron en mi alma al fin,
tu calor secó mis penas, la tormenta se desvaneció.

Pero me destruyes nuevamente,
me desgarras... me derrumbas...
Te fuiste con el viento... suave, despacito
dejando a la deriva esta flor de pétalos marchitos.


* Es difícil de explicar: ni yo lo entiendo. No sé cómo puedo llegar a querer tanto a alguien que casi ni conozco, a alguien que no es mío. Tenía esa sensación extraña de que él era el chico indicado, el que estaba esperando, el que me había marcado el destino. Pero el destino no existe, es sólo una ilusión que inventamos para convencernos de cosas a las que no les encontramos explicación. Pero no, fuera de ese mundo imaginario, no existe.

Para empeorar las cosas, al parecer ahora, que está de novio, ya no soy invisible para Felipe. Ahora se cruza con mi mirada, de vez en cuando saluda de lejos (o de cerca) y hasta una vez salió del curso sólo para saludarme. ¿Qué pretende? No lo sé. Ni él debe saber. Cabrón ¬¬

Es una etapa un poco fulera: el año no parece acabarse nunca... ahora está comenzando su fin y no volveré a ver a Felipe, lo cual no sé si es bueno o malo... pero pone triste. Y, además, estoy enferma. No es "una" enfermedad, más bien un estado crónico, un malestar físico y anímico. A decir verdad estoy comiendo poco y encima tengo que hacer dieta porque la comida me cae mal, con lo flaca que estoy (arroz, té, galletitas de agua... divertidísimo). Y el calor me devasta: todas las tardes me baja la presión, me mareo y tengo que acostarme (parece una regla inviolable ya). Obviamente no digo que Felipe sea la causa. Aunque es un poco extraño que desde el día de "la bomba" tenga estos síntomas casi diariamente. Por eso, aunque sea triste, quiero que termine el año. Tal vez no ver más a Felipe sea la cura de mi mal.

Almendra*




martes, 10 de noviembre de 2009

La bomba

  • 15 de noviembre de 2006
Nota: los escritos de este día fueron redactados posteriormente, por eso van a encontrar distinto tiempo verbal. No plasmé esta etapa en mi diario original, pero la guardo intacta en mi memoria, y es un capítulo importante de la historia.



Había llegado el día. El día en que se acababa el silencio, terminaban los secretos, un punto final a mi incansable timidez: esa mañana aflorarían mis sentimientos, saldrían a la luz. Y ya nada importaría. Porque él iba a saber lo que yo sentía y, pese a mi terror a un posible rechazo, iba a sacarme un peso de encima. Ya no sentiría ese nudo en la garganta al verlo pasar y mi corazón ya no querría escapar desesperado de sus cadenas de silencio para gritarle que lo quería... que lo quería demasiado. No, porque esa mañana, gracias al plan de Male, se iba a enterar de todo y después le tocaría a él decidir el desenlace. Todo eso iba a pasar. Si no hubiera sido por un pequeño detalle...

El plan se iba a concretar a la salida del colegio, porque antes teníamos examen y no podía distraerme con Felipe. Estaba a punto de finalizar el último recreo, yo en el pasillo leyendo sola, cuando mi compañera Rocío vino corriendo hasta mí. Parecía poseer una noticia muy importante y sentirse orgullosa de eso (ella es como la "chismosa" del curso, siempre difundiendo los nuevos rumores). Y, en efecto, la tenía.
-Almendra... ¿te enteraste?- dijo con su rostro expectante.
- ¿Qué? - retruqué con desconfianza. Mi temperamento pesimista siempre me hace pensar lo peor.
- Felipe... se puso de novio con una chica de su curso.- Esta vez mi naturaleza negativa no se equivocaba.
- Ah... no, no sabía.- intenté poner la mejor cara de póker que pude, simulando indiferencia. Rocío me sonrío tristemente, como si se tratara de acabar de perder un estúpido partido de handball o desaprobar una maldita prueba, y se fue.

Y yo no podía sentirme peor. Fue... como una bomba, que bajaba por mi esófago y explotaba en mi interior, destruyendo todo a su paso. Luego un escalofrío que recorrió espalda, y un dolor en el pecho... mi corazón. Casi podía escuchar cómo una grieta se abría paso a través de él, matando toda la ilusión que allí había depositado.
Aguanté las lágrimas... por unas horas. Pese a mi devastación tuve que rendir el examen final de Historia Argentina. No podía permitir que un chico me estropeara el corazón y encima me hiciera desaprobar. Con la hoja en blanco frente a mí, tenía que concentrarme en la clase obrera, Evita, Perón... Felipe con sus encantadores ojos azules agradeciéndome las hojas que le imprimí... No, no: la dictadura del '76, los desaparecidos... Felipe tomando la mano de otra chica, sus labios besándola, desapareciendo de mi vida.... BASTA: la guerra de Malvinas... Qué ganas de ganarle a esa chiruza que ni conocía, qué bronca perder la batalla sin haber peleado, sin chances de ganar... ¡Concentración! El retorno de la democracia... Felipe volviendo la mirada hacia mí, su sonrisa perfecta, sus cabellos dorados... un corazón partiéndose.

Y entre tanta confusión, entregué la prueba y además me sobró tiempo. [Me saqué un 9] Apenas sonó el timbre salí apresuradamente del salón, sin esperar a mis amigos: quería marcharme cuanto antes de ahí. Y el remedio fue peor que la enfermedad: a través de la ventana de 3º lo vi a Felipe besándose con su novia. Si mi corazón podía estar más roto, ese fue el momento en el que se desplomó. Ya no pude evitar las lágrimas. Caminé casi corriendo las cuatro cuadras hasta mi casa, saludé rápido a mi mamá y me encerré en mi habitación. No quise comer, no quise hablar. Esa tarde sólo quise llorar. Y entre lágrimas y sollozos que no parecían tener fin, hasta que mis ojos se secaron, todo se fue oscureciendo y me atrapó el sueño.

Es la primera vez que me siento tan herida por un chico. Y lo peor es que sé que la culpa es sólo mía. Cuando los ojos ya no son capaces de emitir más lágrimas... ¿no sienten que es el alma la que llora?

Almendra*



jueves, 15 de octubre de 2009

El plan

  • 14 de noviembre de 2006

¡Hace tanto que no escribía! ¡Octubre fue un mes muy agitado para mí! Y lo mismo estas primeras semanas de noviembre. Felipe pasó a un segundo plano por las millones de cosas que tenía en la cabeza: por un lado, el menos agradable, el de la cantidad enorme de exámenes, trabajos prácticos y pruebas integradoras que tuvimos. Mañana es la última prueba integradora: de Historia.
Por otro lado, estuve muy entusiasmada y ocupada porque Alejandro Sanz, mi ídolo máximo, vino a la Argentina a presentar su disco El tren de los momentos y los días que estuvo acá fui al hotel a ver si conseguía verlo! No pude :( Pero por suerte conocí a un montón de chicas que comparten la misma pasión que yo, y es muy lindo sentirse acompañada en situaciones como esa. Así que, a pesar de la desilusión de no haber cumplido mi sueño, no me arrepiento de haber ido, porque pasé ratos agradables. (¡Ojo! Que igual la vida de una fan no es nada fácil: hay que aguantar estar tantas horas en el mismo lugar, con hambre, calor -o frío-, corriendo de aquí para allá, atentas a todo...) Lo seguiré intentando en sus visitas próximas.
Otra cosa que me mantuvo un poco al margen de Felipe son mis "fobias". No sé si llamarlas así, pero desde el accidente del aplastamiento estuve muy sensible y nerviosa. Por ejemplo, no puedo viajar sola en colectivo y las pocas veces que lo hice comenzaron a darme palpitaciones y a faltarme el aire. Lo mismo si camino sola por la calle. No sé qué pasa.

Pero ahora que se terminan los exámenes y están por finalizar las clases es imposible no pensar en Felipe. Porque tal vez sea mi última oportunidad para transmitirle mis sentimientos. Porque él egresa y tal vez ya no lo vea nunca más. Es ahora o nunca.
Así que mi amiga Male elaboró un plan, pero no quiere contármelo. Piensa que si me entero, por mi cobardía, me voy a echar atrás y no voy a hacer nada; así que se va a ocupar ella. ¿Es lo mejor? Yo no sé... pero lo más probable es que si lo dejo en mis manos, nunca voy a hacer nada. ¿Por qué tan tímida tengo que ser?
Sea como sea, el plan ya está armado. Piense lo que piense, pase lo que pase, sufra lo que sufra. Mi corazón late a mil por hora. Pero mañana se va a enterar. Ya no importa más mi timidez ni mi nerviosismo. MAÑANA ES EL DÍA.
Almendra*


viernes, 9 de octubre de 2009

Un té de tilo para mí...

  • 12 de octubre de 2006

Hace un montón que volvieron. ¿Con cuántas minas estuvo? Varias... Chateo con él pero en la escuela me sigue ignorando.
Apenas llegaron de Bariloche, nuestra profesora de Física y Química (que tiene 26 años y es un desastre) nos contó todos los chismes del viaje, porque ella fue de acompañante. Me dio a entender que cada vez que veía a Felipe en un boliche estaba con una chica, y cuando lo volvía a encontrar estaba con otra distinta (¿sería tan cierto?). "Es que imaginate, alto, rubio, las chicas se volvían locas". Bueno... eso me dio bronca pero no me preocupé tanto. Mejor varias que una sola, ¿no? Significa que no le pasa nada importante con ninguna (espero...)
Pero unos días después contó que le había regalado bombones a una chica (¿¿QUÉ??). Ahí me puse a hacer averiguaciones, porque no me lo imagino en esa situación... no, no parece de esos que van regalando bombones por ahí. Encima, de imagen de msn tenía la foto de una chica... ¡¡para confirmar mis sospechas!! Las historias que cruzaron mi mente... una más pesimista que la otra: que seguro era cierto, que la de la foto era la novia. Pero no...
Hablé con una conocida/amiga que es compañera de él, y me dijo que nada que ver. Que la profesora inventa. Que habrá visto a otro. Y que Felipe estuvo con cuatro chicas en Bariloche. Es bastante, pero tampoco era para tanto... Pero aún me quedaba la duda de quién era la chica de la foto.
Lo averigüé hace unos días, cuando chateamos. Hablamos más que nada del viaje y le pedí que me mandara alguna foto. Me quiso mandar todas a la vez en una carpeta comprimida, pero no le salía (soy un inútil informático, decía). Al final pudo enviarme una sola porque su conexión es muy lenta (una de todo el curso). A medida que transcurría la conversación, iba pensando en cómo preguntarle quién era la chica de la foto. Hasta que lo hice sin rodeos. Es la hermanita. ¡La sorpresa que me llevé! ¡¿¿Cómo puedo estar tan ciega para confundir a una nena de 7 u 8 años con una de 17??! Mi paranoia no tiene límites... Vale aclarar que la foto no se veía muy bien, pero igual... es increíble lo mío.

Paso a otro tema... a algo que me tiene muy mal. Hoy fue la fiesta del colegio y se organizaron juegos en el patio, separados por equipos. La verdad que fue muy divertido: realizamos distintos juegos (tontos pero graciosos y entretenidos, como carreras de embolsados, juego de las sillas, saltar la soga entre muchos, etc.), también vinieron bandas a tocar en vivo, y obvio que aproveché para mirar a Felipe que andaba dando vueltas por ahí, y sacarle algunas fotos a escondidas, jaja.
Pero el mal momento llegó a la hora en que una banda tocaba una canción para hacer pogo, y todos nos pusimos a saltar. No sé a quién se le ocurrió la horrible idea de agarrarnos de los brazos para hacer una ronda y saltar todos hacia el medio, todavía amarrados. La chica que estaba a mi lado tropezó, y así yo caí con ella. Y a partir de ese momento todo se tornó negro. Quedé en el suelo, con la cara pegada contra el piso y sin poder moverme para nada. Y sentía cómo muchas personas iban cayendo arriba mío. La presión era intolerante. La gente que se había caído encima mío no se corría porque estaba muy ocupada riéndose por lo "gracioso" de la situación (al menos eso era lo que yo escuchaba), sin pensar que había alguien abajo de toda esa gente.
No podía respirar. No podía moverme. Me estaba ahogando. Me estaban aplastando. Y nadie salía. Esos instantes se me hicieron eternos. Eternos... y aún la expresión me parece poco. Me imaginé lo peor. El pensamiento más terrorífico se cruzó por mi mente cuando sentía cómo me estaba desvaneciendo: "bueno... ya está" y un relámpago de miedo atravesó mi frente. Sentía que me desmayaba, hasta que sentí liberadas las piernas. Empecé a patalear, creo que le pegué a alguien. Un chico me vio (o mejor dicho, vio el desesperado movimiento de mis piernas) y me sacó arrastrando de abajo de la gente, que ahora empezaba a descomprimirse.
"¿Estás bien?" me preguntó preocupado. Era un amigo de Felipe.
"Sí... gracias..." y me fui corriendo con mis amigas. Abracé a Vale.
"¿Qué te pasa? Estás pálida. ¿Qué te pasó? Tenés la frente lastimada."
"Ay Vale... fue horrible".
Y le conté.
No sé por qué, pero me dio la sensación de que nadie se tomó en serio mi susto. Y apenas llegué a mi casa, me largué a llorar.
Ahora me duele todo el cuerpo. Y estoy muy nerviosa. Y lloro por todo.
Y... me voy a tratar de dormir. Pero los nervios me están matando, creo que me voy a preparar un té de tilo!


by Almendra© 2006
Este es un dibujo que hice en mi diario real (el material, el de papel), así que tuve que borrar
los renglones para que se entendiera mejor la imagen.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Serpientes y escaleras

  • 8 de septiembre de 2006
Me siento como en un juego de mesa. Avanzo unos casilleros, lanzo de nuevo el dado, caigo en una trampa y vuelvo a retroceder. Como si estuviese jugando Serpientes y escaleras: parece que estoy a punto de alcanzar una escalera y acercarme al objetivo final, pero el dado me traiciona y caigo en la cabeza de una serpiente... retrocediendo tanto que casi tengo que volver a empezar el juego desde el inicio.
Y es así: todo lo que que había avanzado antes de las vacaciones (aunque haya sido poco), se esfumó. Volvimos al colegio después de dos semanas y ya nada de saludarnos. A ignorarnos otra vez. A existir en la web, pero en ninguna mañana escolar.

El domingo (hoy es viernes) se van de viaje de egresados a Bariloche. ¡Y me siento tan rara! Creo que lo voy a extrañar mucho, pero es tan ilógico... no verlo por dos semanas, no tener esa presencia que a la vez alegra y tensa mis mañanas... ¡Y tanto miedo de cómo puede llegar a volver de allá...! ¿Con novia?
Lo que me pasa es que quiero decirle lo que siento, pero NO PUEDO. Ahora está con la cabeza en otro lado y no me va a prestar atención. Debería haberle dicho antes. Es verdad que soy muy orgullosa y no soporto de mí que SIEMPRE estoy como si hubiera perdido la guerra, sin haber luchado todavía. Siempre pensando "me va a decir que no, me va a rechazar, voy a fallar". Y no solamente con eso, cosas tan estúpidas como el handball: "Tirá vos el penal que yo seguro lo erro", o similares.
No puede ser, ese es mi problema! No me aguanto!!!

Debe ser tan difícil ser amiga mía... las tengo hartas con mi derrotismo. Pero mis compañeras me siguen apoyando y por ahora es lo único que hace que todavía no me rinda totalmente.
Ahora a pasar estas dos semanas de ausencia, ojalá que salga todo bien. Que se divierta... pero que vuelva soltero.


"Serpientes y escaleras"
Flirck: vero_verita

Almendra*

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Paso a paso

  • 19 de julio de 2006

Bueno, bueno... en todo este mes que pasó no puedo decir que avancé muchísimo con respecto a Felipe, pero sí estuve más presente y menos esquiva. Ahora nos saludamos en la escuela, no todos los días, pero sí bastante seguido. Y con eso me basta :) Pero habrá que seguir avanzando, ¿no? Paso a paso, como dicen en el ambiente futbolero...

Hablando de fútbol, a fines de junio nos quedamos afuera del mundial :( Nos eliminó Alemania por penales... ¡¡fue muy triste!! Lo vi con mis compañeros y cuando todo terminó nos pusimos a llorar... ¡casi todos! Estábamos muy ilusionados con la copa del mundo. Por lo menos fue un momento de unión entre nosotros.
Esa misma noche chateé con Felipe... ¡el ánimo que tenía! Es re futbolero (otra característica que hace que me encante, porque yo también lo soy). Igual fue una charla extraña... porque a mi simple pregunta "¿no tenés banda ancha?" me empezó a hablar de la familia, de sus hermanos, de los padres, que están separados.... ¡no paraba más! En fin, la respuesta era que no tiene banda ancha en la casa de la madre, pero en la del padre (a la que va los fines de semana), sí. Pero en el medio me habló de su relación con ellos y con todos sus hermanos (uno por parte de la madre y dos del padre)... Por escrito es muy verborrágico!
Pero cuando nos vemos personalmente es muy distinto... Las primeras veces sólo lo saludaba y me iba. Las últimas veces la conversación se extendió un poco más: nos saludamos, él me dice su típico "¿Bien?", yo asiento estúpidamente sin decir nada, sonrío y sigo caminando. Y siempre igual. Por eso pienso que si no conversamos más en persona es por mi culpa. ¡Pero estoy decidida a cambiarlo!
Sin embargo, ahora empiezan las vacaciones de invierno, así que seguiré el plan cuando volvamos al colegio dentro de dos semanas.

Almendra*


miércoles, 2 de septiembre de 2009

Un rayo de esperanza

  • 16 de junio de 2006

¡Me encanta! Después de tanto sufrir en silencio, ya no me ignora... =) Pero voy a contar cómo fueron sucediendo los hechos.
Al final, después de esa conversación, no me vendió la entrada para el bingo. Como era de suponer, no lo busqué para pedírsela y tampoco iba a venir él por su cuenta sin que lo llame. Se la compré a otros chicos de su curso, porque son amigos de mi amiga Ami (valga la redundancia) y estábamos charlando con ellos en el recreo. Fue otro motivo para decepcionarme mucho conmigo misma porque le había "prometido" comprarle la entrada a él (en realidad no fue una promesa, pero habíamos arreglado). Pero bueno, ya no me sorprende mi timidez, pero sí me irrita.

Estaba tan enojada por ser así de introvertida que intenté cambiarlo. Fue un arrebato de impulsividad... una estupidez lo que hice. Estaba en el bingo que organizó su curso con Lucho y Vale (al final fuimos nosotros tres solos) siempre mirándolo pasar y conversando con cualquier compañero de él que se acercara, menos con él, claro... (¡porque no se acercó!). Pasó toda la tarde así, sin ningún avance ni intento de comunicación. A la noche se terminó el evento, ¡y me cansé! Encima que había ido ahí solamente para verlo no iba a permitir que hiciera de cuenta que yo no existo. Así que cuando nos íbamos le pasé por al lado y lo saludé... me pareció que no entendía nada... ¡tenía una cara de asombro! Ni lo dejé hablar. Solamente le dije "Me mentiste, no gané nada al final"... y me fui. ¡¡Así nada más!! Y encima Felipe estaba con la madre. ¡¡Qué vergüenza!! Me quería morir... mis amigos me miraban y no podían creer lo que había hecho. Bien por saludarlo, mal por haberme escapado. Y cómo habré quedado ante la madre... como una loca jaja!

Bueno, pero eso quedó en el pasado. Creo que al final fue positivo... ¡por lo que pasó ayer! Estaba en la clase de Educación Física y el profesor suplente, por primera vez en toda la secundaria, ¡nos dejó jugar al fútbol! Así que nos dividió en dos grupos: las que querían hacer fútbol y las que querían handball. Empezaron por las segundas, así que me fui a ver el partido de Costa Rica al buffet [Aclaración: recuerden que en el 2006 fue el Mundial de fútbol en Alemania]... Antes había estado mirando cómo Felipe y sus amigos jugaban al fútbol, en la cancha contigua a la nuestra, pero me pareció un poco alevoso hacerlo fuera de la clase. Vi un rato el partido que pasaban por la tele y cuando volvía, Felipe justo salía de la cancha de al lado... Y por fin me vio. Se acercó para saludarme, con una advertencia "Mirá que estoy todo transpirado..." ¡No me importó! Nos saludamos y me quedé charlando un rato con él, de pavadas: del mundial, de que tal vez organizan un campeonato de fútbol y me prendo... sí, en este momento estamos dominados por el ambiente deportivo, casi parece el único tema de conversación. Finalmente tuve que ir a la cancha porque me llamaba el profesor. ¡Qué paradoja! Con lo mucho que me gusta el fútbol, en ese momento era lo que menos quería hacer, hubiera preferido quedarme hablando con él, tenerlo cerca, tener la posibilidad de contemplar bien sus facciones y socializar un poco... pero bueno, tuve que volver a la clase.
No podía estar más contenta =) Era tanta la adrenalina que corría por mi cuerpo que le puse toda la energía al partido: en un rato hice dos pases de gol y un gol. Lo mejor es que Felipe y sus amigos se quedaron mirando nuestro partido, así que pude lucirme un poco, je je...

Y bueno... ¡¡todavía no lo puedo creer!! Que haya sido él el que vino a saludarme y charlar, y no yo persiguiéndolo... es todo un avance si tenemos en cuenta de que se trata de él y de mí. Tal vez otras personas lo hubieran resuelto mucho más fácil y naturalmente, pero yo con mi timidez no puedo y él también parece bastante retraído.
Y para cerrar este capítulo de mi vida con un broche de oro, hoy Argentina le ganó 6 a 0 a Serbia y Montenegro!! Me reuní con amigos a ver el partido y fue una fiesta!!!
Ojalá no se termine esta racha de buena suerte.

Almendra ♥



PD: cambié el diseño del blog... díganme si les gusta :)

miércoles, 26 de agosto de 2009

Virtual sí, real no

  • 31 de mayo de 2006

No lo entiendo... no me entiendo, tampoco. No sé por qué no tengo el coraje de saludarlo en la escuela. Está bien, él me ignora, pero ¿y yo? ¿Yo, que soy la interesada, qué hago? Me alejo. Y si lo tengo cerca lo evito, ni lo miro. Me da pudor que me mire, y eso que no sabe nada de lo que siento... pero el solo hecho de que pueda llegar a adivinarlo me paraliza. Y entonces lo esquivo y me alejo, pero lo contemplo a la distancia, como si fuera un sueño inalcanzable. Lo quiero, huyo de él y me quejo porque no me busca; entonces ¿qué soy? Una histérica, eso soy. Una nenita que no sabe lo que quiere.
Cada intento e ideas que cruzan por mi mente para saludarlo y acercarme me parecen estúpidos y me escondo en mi burbuja silenciosa. Ni siquiera teniendo la excusa perfecta de desearle feliz cumpleaños, que fue a principios de este mes. Nada. Puro silencio.

Se sacó un 7 en el trabajo, me lo contó y me agradeció hoy por msn. Sí, es el único tipo de comunicación que tenemos, cuando se conecta (es decir, cada muerte de obispo más o menos). Fue nuestra tercera conversación virtual. No entiendo por qué podemos hablar tan bien por Internet y en la vida real ni nos saludamos. Será la protección que te brinda comunicarte a través de una pantalla, a la distancia, no lo sé...
Su curso está organizando un bingo familiar para recaudar fondos para su viaje de egresados:

Almendra* Princesa de un cuento infinito* dice:

vos vendés entradas?

FeL... haganlo por los 40 mill de arg......... dice:

para el bingo?

Almendra* Princesa de un cuento infinito* dice:

claro

FeL... haganlo por los 40 mill de arg......... dice:

sep... queres venir???

va a ser medio embole (nunca fui un buen vendedor) pero estaria re copado q vengas

Almendra* Princesa de un cuento infinito* dice:

van a ir un montón de mi curso

pero espero ganar algo porque no tengo mucha suerte en esos juegos ¬¬

FeL... haganlo por los 40 mill de arg......... dice:

jajaja bueno dale yo me encargo de conseguirte los cartones ganadores...

seguro q ganas

Almendra* Princesa de un cuento infinito* dice:

espero que sí


[...]


Así que ahora tengo la excusa para encontrarlo. Y otra vez los nervios...

Almendra*


Mi burbuja silenciosa


miércoles, 19 de agosto de 2009

Invisible

  • 25 de abril de 2006

¿Qué pasó? ¿Cómo pasó? ¿Por qué pasó? Todavía no me lo explico... Tan esperanzadora parecía esa charla que tuvimos dos semanas atrás... Pero algo falló.
Felipe faltó al colegio al día siguiente de ese encuentro (por un lado, yo estaba aliviada porque no sabía cómo actuar, si saludarlo o no, esperar que viniera él o ignorarnos...) y después de eso fue Semana Santa, así que pasaron otros cuatro días sin tener contacto con él (ni siquiera por Internet, porque no apareció).
¡Cuántos días sin verlo! Temía que esa distancia temporal influyera en su comportamiento, que de algún modo se "olvidara" de mí y el favor que le hice... y eso sucedió. No, yo no pienso que se haya olvidado. Pero evidentemente no le interesa entablar una relación conmigo, ni siquiera de amistad. Porque de lo contrario hubiera buscado algún tipo de contacto. ¿O espera que lo haga yo?

La vida sigue como antes del encuentro. Él indiferente. Yo mirándolo de lejos sin atreverme a hablarle y muriendo por dentro. ¿Por qué me cuesta tanto? No le puedo ir a hablar... no puedo: me siento desubicada. Además, nunca está solo, siempre con sus amigos. ¿Por qué él no intenta saludarme? Me gustaría saber al menos cómo le fue con el trabajo práctico... si quisiera acercarse podría venir a hablarme con esa excusa. Pero no quiere, es indudable.

Hace unos días le tocó izar la bandera junto a dos compañeros. Aproveché todo ese tiempo para observarlo sin disimulo; se supone que todos los alumnos deben mirar esa ceremonia, así que nadie se daría cuenta. Nadie, salvo dos de mis mejores amigos: Lucho y Valeria, que se reían por lo bajo mientras percibían mi estado de adoración. ¡Ja! Me hicieron bromas toda la mañana, qué vergüenza, ja! Cómo me conocen...

Pero ayer fue el peor día de todos. El súmmum de la indiferencia. Mi salón queda en el primer piso, al igual que el de Felipe; cuando sonó el timbre que indicaba el fin del recreo comencé a subir la escalera, mientras que él las bajaba (no sé por qué). Pasó exactamente por mi lado, tan cerca que nuestros brazos se rozaron. Pero no dio ninguna señal de reconocimiento. Es como si yo fuese invisible para él.
Bueno, yo tampoco lo miré... pero por timidez... y porque tenía una extraña sensación que me indicaba que no lo hiciera. Tal vez porque tenía el presentimiento de que me iba a ignorar. Cuando acabé de subir tuve la impresión de que se había volteado para mirarme, pero fue solamente una ilusión. No volteé para comprobarlo. No valía la pena, ya me había esquivado.

Y hoy falté al colegio, al parecer me estoy enfermando. No digo que sea por Felipe, sería muy... extremista de mi parte. Pero sinceramente estoy triste. Muy. La indiferencia es la peor arma para el alma. Casi preferiría que me odie a que me ignore. Porque al menos yo sabría que me considera. De este modo siento que yo no existo.

Almendra*

lunes, 10 de agosto de 2009

Cara a cara... fascinada

  • 11 de abril de 2006

¡¡¡Ay, Dios!!! No sé cómo expresar los NERVIOS que tenía esta mañana... Para colmo llegué más tarde al colegio y me pusieron media falta, y Felipe me había estado buscando. ¿Habrá sido un acto consciente mío? Cómo me traiciona el nerviosismo, ¡es increíble!
Me sentí muy mal las dos primeras horas de clase, ni presté atención al profesor. Es una característica mía que cuando estoy intranquila me repercute en mi estado físico, haciéndome sentir realmente mal... aunque yo sabía que era todo producto de mi mente. Sin embargo, fui a hablar con la preceptora, que llamó a mi casa. Sí, estuve a punto de salir del colegio y dejarle el trabajo de Felipe a alguna amiga, para que se lo diera ella. Qué patético. Pero mi mamá se acercó hasta la escuela con una pastilla para mi malestar y así me sentí mejor. El nerviosismo no cedió, pero al menos el estómago ya no me torturaba con sus retortijones.

Y así llegó el primer recreo... y yo sentía que me moría de la histeria. Salí con su trabajo e intentando que mis manos dejaran de temblar. Quise que me acompañara alguna amiga, pero ellas se negaron. Dijeron que tenía que verlo sola. Eso no ayudaba mucho a mis nervios, pero en el fondo sabía que tenían razón. Fui hasta la puerta de su aula, aunque un poco alejada, apoyada contra la baranda del balcón (no quería agobiarlo y estar tan cerca); y casi al instante salió él... él y su estupendo cabello rubio cayéndole sobre la cara, él y su camisa blanca y su corbata desaliñada (el uniforme del colegio, claro...), él acercándose hacia mí con una sonrisa radiante como jamás había contemplado. Y nos saludamos con un beso en la mejilla (por educación, obviamente), que para mí, a pesar de lo trivial, fue el segundo más mágico del día.
Le entregué las hojas y fue la primera vez que lo escuché hablar: "Muchísimas gracias", me dijo. A esta altura de mi fascinación, ya no existía nada en él que no me pareciera perfecto. Una voz tan particular... grave, pero a la vez dulce... ¡muy dulce! Nunca lo había tenido tan cerca... la perfección de sus ojos era fantástica y atrayente. Parecían zafiros incrustados en un rostro de ángel, de un azul tan intenso que sentía que podría mirarlos eternamente y no cansarme jamás. Su mirada transmitía tranquilidad. Y no sé cómo, pero me calmé y los nervios se evaporaron.
Me quiso dar $2 por el costo de la impresión. ¡Jamás! No lo dejé, claro que no. Entonces me compró una rifa del sorteo que realizaba mi curso para recaudar fondos para el viaje de egresados. Se la di y volví hacia mi salón para guardar la rifa junto con las demás, porque ese mismo día se sorteaba el premio. Contra todos mis pronósticos, él me siguió hasta el aula y se quedó esperándome en la puerta, mientras yo le llevaba su número a mi amigo Lucho, que tenía los demás. No salía de mi asombro, nunca esperé que me siguiera.

-¡¡Luchooo, mirá quién está en la puerta!!
-Si sí, vendimos como 400 rifas ya...
-¡¡¡LUCHO!!! Te estoy hablando.

- ¿Qué?

- Mirá quién está en la puerta-
todo se lo decía en voz baja, porque el muy despistado podría llegar a arruinarlo todo.
-¡¡Aaah!! ¿Qué hace ahí? ¡¡Bien, chiquita!!- "Chiquito", "chiquita", así nos llamábamos cariñosamente con mi mejor amigo, aunque lejos estábamos de ser pequeños: él medía 1,90 m y yo rondaba el metro 73.
- Después te cuento :)

Me dirigí hacia la puerta y Felipe seguía allí. Hablamos un par de cosas irrelevantes, como la prueba de Historia que tenía en la siguiente hora (¡qué importaba ya!) y después nos despedimos un rato antes de que sonara el timbre del final del recreo, ya que yo tenía que repasar para el examen... sí... como si pudiera pensar en Historia Argentina después de ese momento tan especial... Al contrario, los siguientes 3 o 4 minutos que le quedaban al recreo los pasé conversando con mis amigas sobre lo que había pasado.
No dejé ni un instante de pensar en su sonrisa, ni en sus palabras, ni su rostro... No sé qué nota me voy a sacar en el examen, ja ja... Pero no me interesa.

En el segundo recreo realizamos el sorteo, y yo deseaba con todo el corazón que se lo ganara Felipe, para tener otro pretexto para hablarle. Pero no sucedió. Lo ganó la profesora de italiano, y fui con mis compañeros a entregarle el premio. Noté la mirada de Felipe durante todo el trayecto que recorrimos, pero supongo que tenía motivos: yo llevaba un enorme huevo de chocolate entre las manos. Al volver al curso, sacamos otro papelito sólo por diversión, porque ya no había premios que entregar. Qué sorpresa cuando leí el número que había salido: el 2, el que le había vendido a Felipe esa mañana. ¿Un juego del destino? Lo guardé en mi agenda como un recuerdo.

Creo que di un paso muy grande al desinhibirme y hablar en persona con él... porque ahora ya no tiene excusas. Ya sabe quién soy, ya no soy un fantasma virtual. Espero poder llegar a entablar una relación en el mundo real.

Almendra*


sábado, 25 de julio de 2009

Un favor inesperado


  • 10 de abril de 2006


¡¡Ahora sí: el nerviosismo por las nubes!! Es que lo que sucedió hoy me crea una ansiedad terrible sobre lo que pasará mañana... No hay otra opción, tendré que enfrentarlo cara a cara en la escuela.



Esta tarde festejamos el cumpleaños de 15 de mi hermano, hicimos una reunión en casa con familiares y amigos. ¡Lo más divertido de la fiesta fue cuando le pusimos un vestido rojo y brillante y lo sacamos a dar una vuelta por el centro de la ciudad! Es una tradición en mi familia hacer eso con los varones que cumplen 15, así que tuvo que aceptarlo sin quejas... A pesar del ambiente festivo, no olvidé que mañana tengo examen de Historia, así que me conecté unos minutos para intercambiar opiniones con mis compañeros sobre algunos temas que habían quedado confusos... y "Oh! Sorpresa!" ¿Quién estaba conectado? Sí... Felipe...



Le hablé yo. No hizo mención alguna sobre si me había visto en la escuela, y tampoco se lo pregunté. Estaba bastante alterado porque mañana tiene que entregar un trabajo práctico y se le rompió la impresora. Me ofrecí a imprimirle el trabajo y rechazó la propuesta por timidez... "no puedo ser tan caradura", decía; preferiría esperar que se conectara algún amigo suyo que pudiera imprimírselo. Yo insistí mencionándole que no había ningún problema, además eran sólo seis páginas. Se ve que era la última opción que le quedaba... así que terminó aceptando, aunque pidiendo disculpas reiteradamente por la "molestia ocasionada" (¡¡¡ni se imagina!! ¿cómo me resultaría molesto imprimirle un trabajo a ÉL? todo lo contrario...) Se notaba mucho la vergüenza e incomodidad que le producía pedirle este favor a una casi desconocida, ¡pero yo no podía estar más feliz! Me alegra tanto poder serle útil en algo... Terminó diciéndome que si lo necesitaba me pasaría algunas respuestas de Historia durante el examen, jaja... Quedamos en que mañana en el primer recreo nos encontramos y le doy su trabajo; él quiere pagarme la impresión, pero no lo voy a dejar.



Y ahora.... ¡AH! ¡Qué nervios! ¿Cómo reaccionaré? ¡¡Espero no quedarme muda ante su presencia!! ¡Espero hacer algún comentario interesante y que no me traicione la timidez! Sólo queda esperar hasta mañana, cuando finalmente hablemos CARA A CARA.

Almendra*


lunes, 6 de julio de 2009

Que decida el destino

  • 7 de abril de 2006
Qué expectativa... Llegué a la escuela con la almohada pegada a la cara de lo poco que dormí a la noche. El sueño que tenía era impresionante, pero a la vez los nervios me mantenían despierta. ¿Me buscaría Felipe? ¿Me saludaría? ¿Al menos se cruzaría con mi mirada?
Las dos primeras horas de clase se me hicieron interminables... pero al mismo tiempo no quería que llegara el recreo. Por un momento tuve la estúpida idea de quedarme adentro del curso para no verlo. ¡Me vence la timidez! No puede ser que sea así... pero ante la presión de mis amigas, cuando sonó el timbre del recreo salí al pasillo. Los alumnos de 3º todavía no habían salido porque el profesor seguía dictando. Aproveché la ocasión para asomarme al balcón y quedarme allí, esperando, cerca de la puerta de su aula... Si él tenía intenciones de saber quién soy, le bastaba con voltear y yo lo saludaría. Pero eso no pasó...
Felipe salió al pasillo rodeado de compañeros, se dirigió hacia las escaleras y bajó, sin mirar atrás. La desazón comenzaba a recorrer mi cuerpo, cuando mis amigas, sin hacer caso a su actitud indiferente (¿tal vez premeditada?), entre risas me animaron a bajar hacia el patio, así nos cruzábamos con él. Yo no tenía intenciones de eso... ya era un paso haber estado cerca de la puerta y que me esquivara. ¿Pero había sido un acto consciente? Al fin y al cabo, él no sabe quién soy yo... (o eso creo).
Bajé al patio, pero rehusándome a pasar cerca de él. Así que fue un recreo como cualquier otro: yo mirándolo de lejos, él charlando con sus amigos.
Sucedió lo mismo en el segundo recreo, con la diferencia de que no me propuse encontrarlo cerca de su curso. Seguí mi mañana normal... tal vez como un método para tranquilizarme.
Pero cuando terminó el recreo y subí al pasillo, algo cambió. Me quedé afuera del aula, ya que el profesor no había llegado. Los alumnos de 3º también estaban afuera de su curso. Entonces lo vi y él hizo lo mismo. Al encontrarse nuestras miradas, no pude evitar sonrojarme y reprimí una tímida sonrisa que quería asomarse a mi boca. Aunque fue un segundo fugaz, porque él... desvió la mirada casi instantáneamente y entró a su curso. ¿Es timidez? ¿Es que se dio cuenta quién soy y lo avergüenza? ¿Es indiferencia? ¿Qué es?

Y ahora que no nos saludamos... ese "nos vemos mañana" ya no significa nada. Sí, nos vimos... yo lo vi... él me vio... ¿Pero me vio a mí, a Almendra, o vio a alguna chica cualquiera que lo incomodaba con su constante mirada? ¿Y ahora cómo sigo? ¿Tendré que esperar quién sabe cuántos días a que vuelva a conectarse o intentaré nuevamente "verlo" en la escuela?
Que lo decida el destino...

Almendra*


martes, 26 de mayo de 2009

El milagro de Internet

  • 6 de abril de 2006

Ya me estaba asustando. Hace semanas que agregué a Felipe al msn y hasta le había mandado un mail disfrazado en una cadena, con el pretexto de la venta de rifas que realiza mi curso para recaudar fondos para nuestro viaje de egresados (el premio: un gran huevo de pascuas, ya que se acerca esa celebración). Pero nada. Ni se conectó, ni contestó el mail (no esperaba que lo hiciera igualmente). Pero esta noche, por fin, ¡apareció en mi mundo virtual! Y claro que aproveché la ocasión para hablarle... Mi corazón comenzó a latir violentamente al recibir el modesto “hola” que envió, y luego disculpándose de antemano por no saber quién era yo. No me importó, ¿cómo iba a saberlo? Admito que tuve que actuar un poco, aunque odie las mentiras, pero en cierto sentido tuve que disminuir mi emoción y mis ganas de hablarle, y fingir que lo había agregado al msn para publicitar la venta de rifas. No podía decirle lo que sentía en ese momento ni por qué tenía tantas ganas de conversar con él, ya que ni me conoce, ¿qué hubiera pensado...?

La conversación fue interesante e informal, realmente no tocamos ningún tema de gran importancia: hablamos de las rifas, la escuela, su futuro viaje de egresados a Bariloche, si yo sabía quién era él, si él me ubicaba a mí... Aunque la charla fue trivial, cada palabra que él decía cobraba un gran significado para mí y me asombré ya que lo creía un chico un tanto esquivo y tímido, pero resultó ser una persona muy sociable, al menos a través de Internet; verdaderamente un gran conversador.

Me sorprendí a mí misma con los latidos desaforados de mi corazón y el temblor de mis manos. Ni siquiera lo tenía enfrente, nos comunicábamos a través de una pantalla, de forma escrita, él no podía verme... ¿Por qué estaba tan nerviosa? Seguramente esta conversación marque un antes y un después en mi vida, porque ahora ya no puede ignorarme. No sabe físicamente quién soy (no le mostré una foto mía, tal vez adrede o quizá inconscientemente, y mediante la descripción física que le hice no pudo reconocerme; ni siquiera asociándome como escolta de la bandera, él nunca me prestó atención), pero aunque sea sabe que existo. Sabe que hay una “Almendra” que tuvo un agradable diálogo con él, aunque no la asocie con nadie físico real. La charla terminó con un “nos vemos mañana en el cole” de su parte... Yo ya sé quién es él. Ahora depende de él intentar averiguar quién soy yo. ¿Lo hará? ¿Preguntará a alguno de sus amigos si conoce a una chica llamada Almendra que está en 2º año? ¿O debo yo ir a saludarlo y presentarme, diciéndole que es conmigo con quien estuvo conversando esta noche? ¿Me lo permitirá mi cobardía? ...

Ahora veré si puedo conciliar el sueño... ojalá la ansiedad y el nerviosismo me lo permitan. Me aterra pensar si me buscará mañana o si quedaré archivada como un fantasma del mundo virtual.

Almendra*

martes, 28 de abril de 2009

Observando a la distancia

  • 27 de marzo de 2006
Felipe me vuelve loca, pero no sé cómo hacer para establecer un contacto con él. Es un año mayor que yo, está en el último año de secundario y siempre, pero siempre, está en los recreos con sus amigos. Nunca lo veo solo. No se me ocurre un pretexto para hablarle espontáneamente, y menos si está siempre con otro grupo de gente. Así que paso mis mañanas observándolo desde lejos, deleitándome con su imagen y sus reacciones... Pero no puede ser... Hace pocos días que me fijé en él y ya me flechó de esta manera... No hay ni una mañana que no lo busque con la mirada y me quede perdida en su rostro. No se me ocurre cómo acercarme... y me está desesperando un poco la situación.

Es un chico muy tranquilo y esa es la razón por la que nunca antes me había fijado en él. Pasa desapercibido. Siempre tiene a sus amigos alrededor y no llama la atención para nada. Y eso es justamente lo que me atrae de él... pero siendo él introvertido y yo tan tímida, ¿cómo voy a hacer para hablarle?

Por suerte existe Internet. Mi mejor amigo Lucho me consiguió su msn!!! Se lo pidió a unos conocidos de él, que son compañeros de Felipe. El único problema es que, según ellos, se conecta poco y nada. Pero no importa... espero encontrarlo en línea algún día. Porque de algún modo necesito tener un contacto con él, aunque sea a través de la red y no cara a cara, por lo menos para empezar a hablarle... Para que sepa que existo...
Porque contemplarlo cada mañana es hermoso, pero no quiero que se convierta en otro de la lista de mis amores platónicos con los que nunca tuve contacto por timidez. Este chico me gusta de verdad.

Ahora lo único que queda es esperar...

Almendra*


Woah Photography

viernes, 24 de abril de 2009

La primera impresión

  • 15 de marzo de 2006
¡Uf, qué día! Era una mañana completamente normal, pero eso cambió con el transcurso del día. El profesor Fernández daba su tediosa clase de Filosofía mientras algunos alumnos jugaban a las cartas clandestinamente, otros conversaban entre ellos generando un constante y molesto siseo, otros intentaban prestar atención a la lección (la mayoría sin lograrlo) y el resto luchaba contra el impulso de dormirse en el aula. Yo me encontraba en este último grupo, combatiendo con mis párpados para que no se cerrasen, lo cual era difícil debido a las insuficientes tres horas de sueño que tuve ayer. Mi aburrimiento me llevó a buscar distracciones para mantenerme despierta, y mi mirada se dirigió hacia la ventana (mi banco se encuentra a su lado). La vista era la misma de siempre: el pasillo desolado (todos los alumnos se encontraban en sus respectivas aulas), en el patio la portera barriendo, el kiosquero recibiendo los productos del día, las tres banderas en sus mástiles flameando con el viento (la argentina, la bonaerense y la italiana), el sol iluminando el cielo y los edificios que se extendían a lo lejos, algunos pájaros que de vez en cuando pasaban y comían las migajas que quedaron del primer recreo... ¡Qué calmo estaba todo! Esto sólo contribuía a que mi sueño se incrementase.
Pero de golpe el escenario cambió. Pasó algo que atrajo totalmente mi atención. Más bien no "algo", sino "alguien". Un chico salió del salón contiguo al mío y se dirigió hacia la sala de las preceptoras, que estaba justo al lado de mi ventana. No dejé de observarlo durante su corto recorrido, pero él no se percató. Me quedé perpleja, nunca había notado la presencia de este muchacho en la escuela, pero sin embargo sabía que lo conocía. Sé que hace tres años que lo veo casi todos los días, desde que yo ingresé al colegio en 8vo año, porque él ya cursaba en ese momento... Pero nunca me había detenido a mirarlo. Alto, delgado, de tez clara y suave, cabellos dorados que le caen desprolijamente en su rostro, y unos ojos azules oscuros que me recuerdan la inmensidad del océano.
El muchacho habló de forma muy educada con Nilda (preceptora), quien le dio unos cuadernos. Al volver hacia su aula, yo seguía observándolo y en ese momento su mirada se cruzó con la mía. Sentí como si me hubiera quedado sin aire; una sensación inexplicable se situó en la boca de mi estómago y rápidamente desvié la mirada hacia otro lado. Noté que él hacía lo mismo y al mismo tiempo volvía hacia su salón. Nuevamente lo contemplé durante su trayecto... ¡¿CÓMO NUNCA ANTES ME HABÍA FIJADO EN ESTE CHICO?!

Durante el segundo recreo, como de costumbre, fui con mis amigas a charlar con la portera Susana, nuestra compañera de chismes. Le pregunté quién era el chico misterioso, ese que capturó tan fácilmente mi atención. "Felipe", dijo. Un chico introvertido, buen compañero según tenía entendido, educado, responsable, buena persona; pero muy tímido.

Felipe... ¿cómo voy a hacer para acercarme a vos?

Almendra*


martes, 21 de abril de 2009

Almendra

"Los verdaderos escritores son aquellos que quieren escribir, necesitan escribir, tienen que escribir" dice Robert Penn Warren. Yo no sé si seré una verdadera escritora, pero lo cierto es que se me hace indispensable exteriorizar mis sentimientos y la mejor manera que encontré para intentar lograrlo es a través de la escritura. A veces siento tal caos emocional en mi interior que ésta es la única manera de apaciguarlo.

La historia de Almendra (mi historia) empieza hace tres años, cuando se cruza en el camino uno de esos amores platónicos y fervientes de la adolescencia. Por ende, los escritos del diario que publicaré comienzan en el 2006 y su archivo se extiende hasta la actualidad.

Al inicio, Almendra es una típica chica de 16 años, oriunda de Buenos Aires, que además de ir al colegio realiza otro tipo de actividades, como danza y gimnasia. Le encanta pasar tiempo con sus amigos, su familia y además es una alumna muy aplicada. Pero tiene un problema: es insegura y esa falta de confianza en sí misma la hace cometer muchos errores y congelarse ante las situaciones que la alteran. En particular es muy tímida con los chicos, aunque sólo con los que le gustan, porque tiene muchos amigos varones. No suelen gustarle muchos muchachos a la vez, y cuando encuentra a uno que realmente le encanta, sólo tiene ojos para él. No tiene un buen recuerdo de su primer y único novio (que le duró una semana) y considera que aún no se ha enamorado realmente... hasta que aparece Felipe en su vida.

A lo largo de tres años vive situaciones hermosas o lamentables, felices o lúgubres... y siempre Felipe es el centro de su corazón y sus pensamientos.

¿Qué le deparará el destino a Almendra?
Eso se irá desvelando a través de su diario.

He aquí la historia de Almendra, mi historia, tu historia tal vez (seguramente te sentirás identificada/o con alguna de mis experiencias), para quien quiera leerla.