viernes, 10 de septiembre de 2010

Felipe se enojó

  • Noviembre 2009
Cuando me lo dijo, pensé que había sido una broma. Un sarcasmo, una reacción exagerada. Pero no. Ese "abrazo fallido" al parecer caló hondo en la idea que tenía Felipe sobre mí. La primera vez me lo mencionó al pasar:

Fel dice: no me diste bola en la fiesta, casi ni pudimos charlar
Al dice: es que eras el centro de atención, cada vez que te veía estabas hablando con alguien
Fel dice: te hubieses acercado... encima que te quise abrazar y me sacaste volando
Al dice: hey... por qué decís eso?? no fue tan así! es que no soy demostrativa, soy tímida... perdón
Fel dice: jajaja caradura... encima lo primero que me preguntás es por la revista... interesada
Al dice: :(  fue lo primero que se me ocurrió decir! perdón... me siento mal ahora :(
Fel dice: jajaja te estoy cargando pancha
Entre esta crítica en forma de broma y la próxima tuvimos un enredo de desencuentros. La siguiente charla fue menos alegre y sentí que los reproches que me hacía eran reales.

Al dice: no volviste con acento español!
Fel dice: no... igual casi no hablamos nada... siempre con tu grupito, no me diste ni bola
              vos como que desapareciste, te fuiste adentro creo y ni bola
Al dice: y bueno, la fiesta era adentro... Ay Fel, ya hablamos esto, te dije que siempre estabas con gente y      que no daba ir e interrumpir, soy tímida
Fel dice: eso lo note, si... demasiado tímida Al
              además apenas llegué pensé que minimamente nos ibamos a dar un abrazo la verdad
              y no se, como que no querias... yo re contento de verte...
Al dice: yo también me alegré! es que me dio vergüenza? no sé... hacía años que no te veía
             yo tampoco sabía cuanta relación de confianza hay... no es lo mismo el msn
Fel dice: la relación de confianza que sientas Al
Al dice: perdoname si te pareció que no te di bola o no me alegré de verte, no fue mi intención
Fel dice: no pasa nada...
             bueno, queres venir un día a casa así charlamos bien? te muestro las fotos del viaje... no se, fijate
Al dice: dale, así nos ponemos al tanto :)
Así que quedamos en que el martes a la tarde lo voy a visitar. ¿De la "novia"? Ni noticias, no me contó nada. Ya veremos el martes.

Reflexión aparte: ¿es importante que se haya ofendido por el abrazo trunco? ¿Significa algo más? Ahora que quedé como una persona seca y fría, ¿me tratará diferente, con mayor distancia?
Cómo me gustaría cambiar esta inseguridad que me desgarra la vida... cómo me gustaría que sepa que para mí es lo más importante y que si no fuera tan tímida lo abrazaría eternamente.

Almendra 

sábado, 28 de agosto de 2010

Moonlight // ALE SANZ Y YO

  • Noviembre de 2009

Sábado a la noche, cumpleaños de 20 de Damián, mi compañero de facultad. Ese mismo que a lo largo de 1 año me confesó en reiteradas ocasiones su amor y todas las veces lo rechacé por estar esperando a Felipe. Hace unos días, en pleno viaje de colectivo, yo estaba sentada a su lado y pasó su brazo alrededor de mi cuello. Yo no sabía dónde meterme ni cómo reaccionar para no hacerlo sentir mal, pero tampoco darle a entender otra cosa. Desvié la mirada hacia la ventanilla y no le hablé más hasta que me bajé. ¡Qué situación incómoda! Él ya sabe lo que siento por Felipe, no sé por qué sigue insistiendo conmigo.···

En fin, estaba en el cumpleaños de este chico y a la noche salimos por el centro. Le mandé un mensaje a Felipe para ver si había salido, y ¡sí! Me dijo en qué bar estaba y que pasara así nos veíamos. Pero como yo no era la anfitriona, el lugar no lo elegía yo. Recorrimos varios bares, pero ninguno nos convencía. Yo insistía: "vayamos a Moonlight", pero no sé si Damián sospechaba o qué... el tema es que entrábamos a cualquier lado, menos a ese bar. Al fin pasamos por la puerta y, ante la presión de todos, no quedó otra alternativa. Se iluminó mi corazón de alegría cuando enfilamos para entrar mientras sacábamos el DNI para mostrarle al de seguridad. Esta situación nunca se había dado con Felipe, nunca habíamos estado juntos en un bar, podía pasar cualquier cosa...
···
De pronto, mi expresión se transformó cuando escuché al patovica del bar decir: "vos no podés entrar". ¡¡¿¿QUÉ??!! No, no me lo decía a mí. Se lo decía a Damián, que estaba absorto. "¿Qué? ¿Por qué?", preguntó. "Porque estás con bermudas y sólo se puede ingresar con pantalones largos".
NAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH...
no lo podíamos creer. ¡¡Nunca nos había pasado algo así!! Las quejas se mezclaron con las súplicas ("dale, por favor, dejalo, es el cumpleaños"), pero no hubo caso, el tipo no dio el brazo a torcer. Nos fuimos insultando y prometiendo que jamás volveríamos a ese lugar con requisitos de admisión tan ridículos. ¡Ni que fuera un salón de gala! Es un maldito bar común de provincia de Buenos Aires.

Mientras caminábamos hacia otro lugar, le mandé un mensaje a Felipe avisándole que no habían dejado pasar a mi amigo y que como era su cumpleaños, yo no podía cortarme sola. Me quería tirar a un pozo cuando recibí su respuesta: "salí a la puerta para saludarte..." y yo ya estaba a tres cuadras del lugar. ¡¡%$·#"!! El resto de la noche transcurrió entre mi malhumor y miradas asesinas a Damián. Que, ya sé, no tiene la culpa de lo que pasó... pero qué bien le salió, él no quería que yo lo viera. Flor de desencuentro, che. ¡¡QUE MALA SUERTE!!

Más allá de Felipe, igual la alegría no me la quita nadie... Porque esta semana, cumplí uno de los SUEÑOS DE MI VIDA... Conocí al artista que amo y admiro, y tuve la oportunidad de verlo en dos ocasiones. El primer día, recibió a sus fans en el hotel (súmmun de amabilidad y dulzura), charló con nosotras y se sacó fotos. El segundo día, gané entradas para la firma de autógrafos. LO AMO. Es perfecto y súper considerado con su público. Me refiero a ALEJANDRO SANZ. Para ver mis fotos con él, click aquí: Ale Sanz y yo


Almendra

sábado, 21 de agosto de 2010

El reencuentro más esperado

Es raro cuando es pleno octubre primaveral, pero aún así el tiritar de los dientes perdura y todo el cuerpo es sacudido por temblores. En mi caso eso significa una sola cosa: nervios incontrolables. Tuve que tomarme un té de tilo para aflojar con la tensión y, sin embargo, cuando llegué a la casa de mi amiga seguía sumamente nerviosa. Mientras esperábamos que se hiciera la hora para ir al cumpleaños, me llegó un mensaje de texto de Felipe diciendo que llevara una cartera grande "para que quepa una carpeta". ¡Es un divino! Eso significaba que me había conseguido la revista que le pedí, la que sale sólo en España, y que eso de que no la pudo comprar era puro teatro para darme una sorpresa. No puede ser más dulce...
···
Por fin se hizo la hora de ir a la fiesta y, aunque la ansiedad me mataba, me alegré de comprobar que Felipe aún no había llegado. Porque esto era una prueba de fuego... a partir de este encuentro se iba a definir el futuro de nuestra relación... o de nuestra amistad.
Al cabo de un rato Ezequiel, uno de sus mejores amigos y de los míos también, se acercó a mí y a mi grupo. "¿Estás contenta, no? Que hoy lo vas a ver después de tanto tiempo". Esbocé una sonrisa estúpida como respuesta, no tenía mucho que decir (o en realidad sí, demasiado) y no quería pensar más, para no seguir alimentando los nervios. De pronto, éste que dice ser mi amigo lanzó las peores palabras que podía pronunciar en ese momento: "Pero, te contó, ¿no? Que está de novio." Déjà vù. Yo esto ya lo viví. El tiempo me remontó a tres años atrás, cuando yo apostaba a jugarme la vida y me tumbaban unas palabras similares. Mi reacción fue exactamente la misma: la sonrisa se esfuma al instante para ser reemplazada por una cara de póker, un escalosfrío recorre la espalda, al tiempo que una bomba baja por el esófago para explotar en el interior, destrozando todo a su paso; las lágrimas luchan por huir a través de los ojos, pero son detenidas por mi negativa a exponer el dolor. "¿Está acá? ¿La de la foto?", pregunto como si nada. "Sí, ella, es uruguaya pero está viviendo en España", me contesta mi amigo con cara de resignación. "No, no sabía nada", le contesto. Y desaparecí de la realidad.
Noté cómo el resto de mis amigos quería asesinar a Ezequiel con la mirada (e incluso con algún golpe seco). Creían que no era el mejor momento para darme una noticia semejante, que me pinchó el globo. Puede ser. Pero yo no me enojé. Preferí saber la verdad y desbaratar mis ilusiones ingenuas. Pero esa noche ya no fui yo. No fui Almendra. Fui una sombra de lo que suelo ser, un espejismo de pena. Soy mala actriz, no sé disimular la tristeza.
···
En ese estado melancólico, vi cómo a lo lejos se acercaba un grupo de chicos entre los cuales yo sólo podía ver a uno: esa cabellera rubia, ese cuerpo alto y esbelto, esa sonrisa inmensa que iba creciendo más y más mientras se acercaba a mí con los brazos abiertos de par en par para darme uno de los abrazos más lindos de mi vida... Un abrazo que, sin embargo, no aproveché. Los nervios, la tensión, la angustia, la desilusión, también la alegría y la excitación, todas esas sensaciones mezcladas, hicieron que me desprendiera muy rápido de sus brazos y que lo primero que lograra decirle fuera: "¿Me trajiste la revista?"

¡¡¡ASESÍNENME!!! Lenta y dolorosamente, por favor. ¿Cómo le voy a decir eso? ¿Cómo, después de esperar dos años y medio para volver a verlo, lo primero que hago es preguntarle por una revista...? ¡QUE NO ERA LO IMPORTANTE! Lo fundamental era verlo a él, y quedé como una interesada egoísta. Diecinueve años tengo y no se me ocurre una frase coherente para decirle. Pero bueno, no hay marcha atrás con eso.
Él me miró, volvió a sonreirme y me regaló no sólo una, sino dos revistas. "Una para que la recortes y otra para que la guardes". Me morí de amor. Toda la melancolía anterior fue reemplazada por una alegría inmensa por tener a este chico tan especial frente a mis ojos. Felipe siguió saludando, para lo cual entró al salón, yo permanecí en el patio. Entre los halagos de mis amigas ("es un divino, un amor, se acordó de vos, le importás") y las burlas de mis amigos ("qué pollerudo, ay estás roja, ¿tenés calor?"), la noche siguió su curso.
···
Felipe era el centro de atención, cada vez que lo veía estaba hablando con alguien distinto (lógico, después de pasar más de un año en otro país) y no sé si era a propósito o yo quería evitarlo, pero cuando yo estaba dentro del salón, él estaba afuera, y viceversa. Mis amigas se hartaron de mi actitud infantil de nena tímida y me obligaron a ir a hablarle. Así que charlamos... no tanto, pero más que nunca, más que nada de su viaje. Si tuviera que contar todo lo que pasaba por mi cabeza, no termino más... La vorágine de emociones cada vez sumaba más escala y llegó al punto cúlmine cuando volvió a invitarme a su casa. Le dije que sí, que después arreglábamos bien. Y me fui de la fiesta como a las 5 a.m., con un lío en el corazón que va a costar mucho ordenar.
···
No pude dormir esa noche. Horas dando vueltas en la cama. Conclusión del insomnio: me encantó volver a verlo. Me gusta como siempre y, a la vez, más que nunca. La esperanza que estaba por las nubes cayó hasta enterrarse en lo prufundo. ¿Por qué tenía que volver con novia? ¿Para qué lo esperé? ¿Fue todo en vano? ¿Me ilusioné con alguien que nunca me corresponderá? Pero a la vez, la supuesta novia está en España. Y él aún no me contó nada de ella, ni que estuviera en una relación (y ni le pregunté). Puede que la llamita de esperanza todavía no se apague del todo... ¡QUIÉN SABE!



Almendra*

miércoles, 18 de agosto de 2010

Sí, está en Argentina


  • 24 de octubre de 2009
A veces juego a salir un rato de mí misma y ver cómo se ve mi vida desde afuera, en el exterior de este remolino de emociones y sensaciones múltiples. Y sí, creo que este pedacito de mi historia bien podría ser digno de una novela si fuera adornado adecuadamente.
Pero esto no es un adorno, esto es MI VIDA, y así transcurre. Azorada por un amor platónico, envuelta totalmente por él.

El miércoles Felipe me habló como no conectado... ¡¡y está en Argentina!! Volvió el 6 de octubre... así que cuando yo me preguntaba desesperada dónde podría estar, resulta que lo tenía a unas 15 cuadras de mi casa. Dice que me mandó un mail para avisarme (mmmmh....). Bueno, eso ya no importa. Me pasó su celular y me repitió que quería verme, que él tenía tiempo disponible así que le avisara.

Felipe... dice:
*si tenes alguna tarde libre avisame
*y te venis para casa si tenes ganas
*te muestro algunas fotos... que se yo... no se
*fijate
Le pregunté si había conseguido la revista que le pedí (una que sale sólo en España), pero al final no, porque cuando recibió el mensaje ya estaba en Argentina. Bueno, no es importante, ya verlo a él sería la mayor satisfacción del mundo.
Finalmente, nos dimos cuenta que los dos íbamos este sábado (hoy) a la misma fiesta de cumpleaños. ¡¡Y YO ESTOY COMO LOCA!! Como supuse, los nervios ya empezaron a traicionarme y mi estado físico se está deteriorando. Ya empiezo con los mareos... es que verlo, así, después de dos años y medio de sólo soñarlo, no saber qué pasará... Siento que en esta noche está todo mi futuro en juego. Soy una exagerada, no puedo evitarlo.

No importa, no puedo faltar, es ahora o nunca. Me tomo una pastilla, me baño, me cambio y salgo para la fiesta...

Que sea lo que sea.

¡¡QUIERO GRITAR!!


Almendra*


lunes, 9 de agosto de 2010

¡VUELVE!

  • 24 de septiembre de 2009
¡¡No caigo!! Era un día perfectamente normal, hasta que abrí mi correo electrónico... ¿y qué veo? ¡Un mail de Felipe! Un mail que me sorprendió totalmente, porque tras su desaparición de meses, da una noticia bomba: vuelve a la Argentina a principios de octubre. ¡Antes de lo esperado! (Incluso yo ya estaba dudando que volviera...). Por fin la espera comienza a amenguar. Por fin. Por fin, después de más de dos años de no verlo en persona, por fin se acerca la posibilidad de volver a tener esos ojos frente a mí... me da escalosfríos de sólo pensar en tenerlo cara a cara nuevamente.
  • 15 de octubre de 2009
Hace mucho empezaron los "primeros días de octubre", pero aún no tengo noticias. Me está atrapando la ansiedad y la incertidumbre me descoloca... ¡Qué nervios! ¿Dónde estás? :'(
  • 19 de octubre de 2009
¡¿CUÁNDO VUELVE?! ¡Lo quiero ver! Tengo mucho miedo, y nervios, y ansiedad, ¡pero lo quiero ver! Quiero saber qué pasa. Quiero ver cómo sigue esto. Quiero ver cómo sigo yo. ¿Olvido? ¿Amor? ¿Dolorosa amistad? Necesito saberlo. ¡YA!



Pase lo que pase en silencio te querré tan sólo a ti.

Almendra*

lunes, 26 de julio de 2010

¿Dónde estás? - ¿Quién es esa chica? - Un mal sueño

  • Agosto 2009 ... ¿Dónde estás?...

¿¿Dónde está?? Hace meses que no charlo con Felipe, ¡desde abril! Pasamos de hablar casi todos los días, a no verlo nunca más conectado. Sé que estaba de gira por Europa, conociendo lugares con un amigo... estuvo en París, en Londres, en Brujas... Volvía a Madrid para trabajar ahí en el verano. Pero... ¿por qué no aparece? ¿Por qué no da señales de vida? ¿Por qué tengo que enterarme que está bien por el facebook de su amigo? ¿Por qué se borró? ¿Y dónde estará ahora? :'(




  • 15 de Septiembre de 2009 ...¿Quién es esa chica?...

Felipe se dignó a contestarme un mail al fin. Me contó que está en Madrid, y me relató un poco lo que fue su aventura por Europa. Me alegro por él, pero tengo esta sensación de fastidio porque desapareció por meses, sin importarle que yo me preocupara por él. No se puede borrar así, drásticamente, cuando logramos una relación tan amistosa (por más que me duela) y me decía que le encantaba charlar conmigo.

Por otro lado, vi una foto que no me gustó para nada. En el facebook de su amigo, había tres fotos en un bar. En dos Felipe aparecía con una chica... no era una pose comprometedora ni nada por el estilo... pero, no sé... me dio mala espina. Por supuesto, mi mente empezó a tejer cientos de historias en relación a ello. Está mal que piense tanto, pero no puedo evitarlo. Y la amargura me recorre el cuerpo, el miedo a que esa chica sea algo más que una amiga se estampa en mi alma como un sello imborrable que emana malhumor.


  • 18 de Septiembre de 2009 ...Un mal sueño...

Hay sueños que sacuden el alma e impresionan al punto de que uno no deja de pensar todo el día en ellos. Hoy me despertó uno que me dejó petrificada y logró que mi cerebro fuera como un huracán de ideas y emociones.

En el sueño, yo estaba tranquilamente en mi casa cuando me llegaba un mensaje de Ezequiel al celular, que decía que Felipe había vuelto a la Argentina y estaba trabajando en un local de ropa. Yo me enfurecía porque él no me había avisado nada e iba a buscarlo con doble intención: la de saludarlo después de tanto tiempo y la de reprocharle su antipatía e indiferencia. Cuando llegaba al negocio, lo veía a él en la caja registradora y a su lado una chica muy fea, que curiosamente se parecía a la de la foto del bar, pero esta última es bonita. Como sea, los sueños transforman la realidad, pero la significación era la misma: aunque la chica no era la de la foto, la representaba. Felipe me decía: "¡Al! ¡Qué alegría verte! Tengo que contarte algo... ¡voy a ser padre!"

Yo la miraba a la supuesta novia, que exhibía una gran panza de varios meses de embarazo y me quedaba absorta, sin reacción alguna. A mi lado aparecía una señora, que no tengo idea quién era, y agregaba: "Sí, ¿no son divinos? ¡Encima van a tener GEMELOS! ¡Van a ser hermosos!". Yo volvía a mirar a Felipe y su inmensa sonrisa, daba media vuelta y me echaba a correr mientras las lágrimas caían incesantemente de mis ojos. Y en ese momento me desperté.

No pude dejar de pensar en esto todo el día, realmente me movilizó.

¿Creen en los sueños premonitorios? Yo ruego por mi vida no tener poderes de profeta.

Almendra*

sábado, 10 de julio de 2010

¿Amigos para qué?

  • Marzo 2009
Felipe me tiene totalmente enamorada. Detesto estar atada a un sueño imposible, pero no encuentro otra salida. Estoy... hechizada.

Chateamos todas las semanas. Me llena de ilusión cuando me dice "la verdad que con una de las personas que tengo ganas de ir a tomar algo cuando vuelva sos vos", cuando me mandó un saludo muy especial para mi cumpleaños o cuando deliramos que voy a ir a visitarlo a Madrid, que me llevaría a conocer la ciudad y sería su "invitada especial".

Pero al mismo tiempo, no deja de destacar nuestra amistad. Un día, en un juego de Facebook tuve que nombrar amigos, y entre ellos lo escogí a él. Creo que le sorprendió. Empezó a decirme "amiga" cada vez que me hablaba...


...Fel... dice:
ah, gracias por lo de amigo :)
Almendra* dice:
no tenés que agradecerme, es lo que siento
(¿y qué le iba a decir?)
...Fel... dice:
la verdad que yo tambien lo siento. Facu (el amigo que vive con él) siempre me pregunta que onda con esa almendra? y yo le digo la verdad que me cae muy bien, escucha todo lo que le cuento y ademas se acuerda de todo la guacha
...Fel... dice:
se piensa que nosotros estuvimos juntos, me dice: "aaah por qué no me contaste nada?"
Almendra* dice:
jajajaja por qué??...
no digo que no me hubiese gustado... pero mejor que piense lo que es la realidad
...Fel... dice:
que piense lo que quiera, no me molesta
Se aferra tanto a la palabra amiga, que pienso que es un límite que está poniendo para dejar claro que lo nuestro es una amistad. Pero a la vez a veces me confunde con sus expresiones y acciones. Por ejemplo, hace poco bromeábamos porque no tenemos ninguna foto juntos. ¿Y qué hizo el muchacho? Buscó fotos mías en Internet y las editó para que estuviésemos juntos, poniéndose él a mi lado. Además, la dejó de imagen para mostrar en el msn. ¡Y esos actos me derriten y marean!

El otro problema es que yo estoy resignando todas mis posibilidades amorosas por esperar a Felipe. Yo he decidido aguardar en silencio para no herir a nadie en mi camino... pero, mientras tanto, me destruyo a mí misma. Es la pura verdad. Por esperar algo que quizás nunca jamás llegará estoy dejando pasar un montón de oportunidades que tal vez no vuelvan. Y vida hay una sola. Realmente no sé qué estoy haciendo. Si tan sólo tuviera alguna certeza...

Felipe me dijo que no vuelve en mayo, como había planeado. Recién regresaría en noviembre. ¡NOVIEMBRE! ¡Por Dios! Mayo era una cosa, ¿¿pero noviembre?? ¿¿¿Puedo seguir sin vivir realmente hasta noviembre???



El tiempo dirá...



Almendra*

martes, 25 de mayo de 2010

La historia de Almendra

Ella estaba perdidamente enamorada de él. Había intentado olvidarlo una y otra vez, pero no lo lograba. Se había embarcado hacia la conquista de nuevos amores, pero ninguno la atrapaba tanto como él. Siempre lo recordaba. La comparación con los nuevos pretendientes de su corazón era inevitable e irritante. Él era mejor que todos ellos, era mejor que cualquiera. Era ÉL.

Él era un aventurero. Un valiente viajero dispuesto a recorrer el mundo y develar todos sus misterios. Conocer todo lo que pudiera, esa era su meta y la estaba logrando. Sabía que para emprender esa travesía no podía aferrarse a ningún amor, o le sería imposible levantar vuelo hacia sus sueños.

Hacía dos años que no se veían cara a cara. Dos eternos, infinitos e interminables años para ella. Dos sorprendentes, utópicos años llenos de nuevas experiencias para él. No se veían, pero se mantenían en contacto a través de la red, la milagrosa tecnología que evita que se pierdan aquellas personas que queremos… la poderosa tecnología que evita que borremos aquellos amores que sería mejor olvidar.

Nunca lo había besado. Jamás había rozado sus labios, ni tomado su mano, ni jugado con su pelo. Nunca había sentido la calidez de su abrazo, ni se había emocionado mientras le susurraba tiernas palabras al oído. No: ese tipo de cosas sólo ocurrían en su mente. Y muy a menudo. Cada noche su imaginación se encargaba de trasladarla hacia su mundo de fantasía, allí donde tenía el poder de hacer lo que quisiera, allí donde su amor se concretaba, allí donde él era suyo por completo… Él y sus ojos, su boca, su cabello dorado, sus manos, su barbilla, sus brazos, todo él era suyo y estaba dispuesto a pasar su tiempo con ella.

Así que el amor que ella sentía era completamente lejano… platónico… idealista… Pero no por eso era menos verdadero. Ella sabía que era real y poderoso. Lo sentía en cada fibra de su cuerpo cada vez que le escribía, cada vez que recibía noticias suyas, cada vez que volvía a ver sus fotos, cada vez que lo recordaba… En fin, lo sentía latir todo el tiempo. Él estaba hecho para ella, era lo que siempre había querido, era su complemento perfecto. Pero, ¿ella estaba hecha para él?

Sus amigos no podían entender cómo ella no se lo sacaba de su mente. Por qué no podía conocer otro chico, por qué sus relaciones fallaban. Por qué ni siquiera se esforzaba por intentarlo. ¿Cómo es que estaba tan enamorada si nunca habían salido juntos…? ¿Si solamente habían tenido cortas charlas en persona y el resto de su relación se limitaba a escribirse a través de computadoras? Eso no podía ser amor, decían, tenía que ser un capricho.

Pero estaban equivocados. Un capricho no logra que los ojos brillen ilusionados ante la mención de su nombre, no hace que se te erice la piel con su presencia, no provoca fuertes palpitaciones ni que el corazón se desboque al hablarle, ni que las mejillas se sonrojen ante un elogio. En especial, un capricho no puede durar tanto tiempo y caería vencido ante tantas barreras. No, no se trataba de eso. Lo que ella sentía era algo fuerte, era algo puro. Algo inexplicable. Y real.

Almendra

martes, 13 de abril de 2010

Esta maldita distancia

  • Octubre 2008

AMO y ODIO mis obsesiones. Sí, todo a la vez. Y te quiero a vos, a vos, A VOS. ¿Y eso te asusta, no? Y huís... Y te alejás de mí... Y ahora estás a miles de kilómetros de distancia... Y yo acá, pensando en vos, todavía... Me cuesta seguir adelante... ¿Cuándo vencerá la razón al corazón?



Bueno, ¿qué es lo que pasa? La cuestión es simple: Felipe en España, yo en Argentina. Creo que ese es un buen resumen y es fácil imaginar cómo me siento... pero igual me voy a explayar.

Fel se fue a principios de junio hacia Madrid. Esos primeros días fueron terribles, sentía que mi mundo se desmoronaba completamente, en especial porque no había podido despedirme de él. ¿Y cómo se cierra un capítulo sin decir adiós, sin desear "buen viaje", con la herida abierta?

A una semana de irse me mandó un mail extenso contándome muchas cosas de Madrid... fue el único mail suyo que recibí en cuatro meses. Tampoco insistí demasiado yo: le mandé dos, no obtuve respuesta y no lo "molesté" más. Tuve un tiempito de alegría en que creí haberme olvidado de él (estaba de vacaciones, divertida, no iba a amargarme por su silencio). Pero, como siempre, volvió de la nada.

A mediados de septiembre ya me estaba angustiando y estaba a punto de mandarle otro mail preguntándole en qué andaba, cuando una noche apareció conectado. Resulta que se mudó a otro pueblo de España y hacía tres meses que no revisaba su casilla de mail. Desde ese momento chateamos bastante, y él está muy raro...

Sus frases: "Al! no sabes cuánto estuve pensando en vos estos días...", "me doy cuenta de que tenemos tantas cosas en común!" (¡¿POR QUÉ NO SE DIO CUENTA CUANDO ESTABA EN ARGENTINA?!), "ya con ver una foto tuya comiendo dulce de leche soy feliz"... entre otras, me dejan sin aliento.

Además de los mails que me manda, contándome sus vivencias, detallando todo, diciéndome que me va a llamar por teléfono para contarme... y las FOTOS. Cuando las vi... está más hermoso que nunca. Demasiado. ¿Y qué hizo mi cerebrito autodestructivo? Pensar... pensar demás. Que está tan lindo, con todo el levante que debe tener allá, ¿por qué se fijaría en mí? Que no pegamos con nada... cientos de pensamientos negativos más.

Eso no importa, la realidad es que él está muy lejos y sin planes de volver por el momento... y yo no sé qué hacer. Por un lado, prefiero mil veces el sufrimiento de saber lo que me pierdo pero hablarle, antes que el silencio... yo necesito saber de él, necesito charlar con él.

Por otro lado, no sé cómo seguir mi "vida amorosa" sin él. No puedo pensar en nadie más, no puedo conocer a alguien nuevo, no me sale. Pero tampoco puedo esperarlo... ¿qué seguridad tengo de que cuando vuelva me quiera? ¿Cuánto tiempo tendré que esperar para que vuelva? ¿VOLVERÁ? (quiero creer que sí). Pero si no me quiere sería tiempo perdido...

Es muy fácil reflexionar y aconsejar ("tenés que seguir con tu vida, conocé a otros chicos y si cuando vuelve se da, buenísimo, y si no, estás con otro") pero en la práctica es muy difícil. Y en especial porque yo, cabeza dura, no me resigno a él. Pero bueno, de todos modos prefiero mil veces esta presencia virtual que el horrible silencio de su ausencia.


Almendra*


jueves, 11 de marzo de 2010

Adiós

  • 2 de junio de 2008


Los días fueron pasando como huracanes... ¡no pudo irse más rápido mayo! Felipe quería verme, me había dicho que tenía ganas de ir a tomar algo conmigo y conversar (¿?). "Sí, estaría bueno eso" le contesté yo y quedamos en vernos alguna noche por el centro, pero sin una fecha concreta. ¿El problema? Quedaban sólo tres fines de semana antes de su partida y yo no soy de salir a la noche... Una trasnoche de sábado significa juntarse en la casa de algún amigo o quedarse viendo una película. ¿El otro problema? Mi desmedida timidez. Encontrarme con Felipe, justo antes de que viaje a España... ¿solos? Demasiado para mi pobre corazón vergonzoso.

Como era de esperarse, pasaron los dos primeros fines de semana y yo no salí. Chateé con Felipe por última vez para vernos el sábado. Llegó la noche, era el cumpleaños de una amiga y luego saldríamos al centro. Le mandé un mensaje de texto a Fel preguntándole a qué bar iba a ir y me contestó: "Al :) estoy en lo de un amigo, todavia no sabemos a donde vamos a ir, te aviso". Listo. Era un hecho. Iba a verlo después de un año de ausencia física (pero no virtual); iba a volver a perderme en sus ojos y, a la vez, despedirme de ellos por quién sabe cuánto tiempo. Estaba hecha un manojo de nervios, casi imposible de describir. Mi cerebro me gritaba "¡CALMATE, CALMATE!" mientras intentaba frenar los repentinos temblores de mi cuerpo. Mis amigas no ayudaban mucho con sus consejos: "Ay Ali, ¡lo vas a ver! No importa nada, ¡ya se va! ¡¡¡Comételo!!!". Sí... como si fuera tan fácil besar a alguien que idealizo hace más de 2 años y que no volveré a ver por demasiado tiempo...

Fuimos a un bar, mis nervios todavía me torturaban y la incertidumbre inundaba mi alma de temor. ¿Iría Felipe? Yo estaba segura de que sí, pero le avisé dónde estaba y no volvió a mandarme un mensaje. Empezaba a desilusionarme cuando, de repente, vi a Ezequiel (uno de sus mejores amigos) entrando al bar. Mi corazón dio un vuelco y comenzó a latir desaforadamente: seguro Felipe venía con él.

Esperé... no sé si segundos o minutos, hasta que caí en la cuenta y mi ánimo se desplomó. Él no estaba. Ezequiel había ido solo, a encontrarse con algunos de mis amigos. Casi no llego a contener las lágrimas: según mi idea, Felipe había salido pero al saber que yo estaba en ese bar se fue a otro lado. ¿Qué otra explicación había? No tenía motivos para ir a otro lado, salvo evitarme. Por lo menos me hubiera avisado así yo no me quedaba esperándolo como una idiota. Esos pensamientos negativos me invadieron toda la noche, no pude dominar la desesperanza y me encerré en mi misma.

Ayer chateé con Ezequiel y me contó que Felipe y el resto de sus amigos no salieron, se quedaron en la casa de uno de ellos para despedirlo. ¿Será cierto? A esta altura ya no me importa. Ahora Felipe está volando hacia Madrid y todo terminó.

Almendra♥