- 2 de junio de 2008

Como era de esperarse, pasaron los dos primeros fines de semana y yo no salí. Chateé con Felipe por última vez para vernos el sábado. Llegó la noche, era el cumpleaños de una amiga y luego saldríamos al centro. Le mandé un mensaje de texto a Fel preguntándole a qué bar iba a ir y me contestó: "Al :) estoy en lo de un amigo, todavia no sabemos a donde vamos a ir, te aviso". Listo. Era un hecho. Iba a verlo después de un año de ausencia física (pero no virtual); iba a volver a perderme en sus ojos y, a la vez, despedirme de ellos por quién sabe cuánto tiempo. Estaba hecha un manojo de nervios, casi imposible de describir. Mi cerebro me gritaba "¡CALMATE, CALMATE!" mientras intentaba frenar los repentinos temblores de mi cuerpo. Mis amigas no ayudaban mucho con sus consejos: "Ay Ali, ¡lo vas a ver! No importa nada, ¡ya se va! ¡¡¡Comételo!!!". Sí... como si fuera tan fácil besar a alguien que idealizo hace más de 2 años y que no volveré a ver por demasiado tiempo...
Fuimos a un bar, mis nervios todavía me torturaban y la incertidumbre inundaba mi alma de temor. ¿Iría Felipe? Yo estaba segura de que sí, pero le avisé dónde estaba y no volvió a mandarme un mensaje. Empezaba a desilusionarme cuando, de repente, vi a Ezequiel (uno de sus mejores amigos) entrando al bar. Mi corazón dio un vuelco y comenzó a latir desaforadamente: seguro Felipe venía con él.
Esperé... no sé si segundos o minutos, hasta que caí en la cuenta y mi ánimo se desplomó. Él no estaba. Ezequiel había ido solo, a encontrarse con algunos de mis amigos. Casi no llego a contener las lágrimas: según mi idea, Felipe había salido pero al saber que yo estaba en ese bar se fue a otro lado. ¿Qué otra explicación había? No tenía motivos para ir a otro lado, salvo evitarme. Por lo menos me hubiera avisado así yo no me quedaba esperándolo como una idiota. Esos pensamientos negativos me invadieron toda la noche, no pude dominar la desesperanza y me encerré en mi misma.
Ayer chateé con Ezequiel y me contó que Felipe y el resto de sus amigos no salieron, se quedaron en la casa de uno de ellos para despedirlo. ¿Será cierto? A esta altura ya no me importa. Ahora Felipe está volando hacia Madrid y todo terminó.