jueves, 11 de marzo de 2010

Adiós

  • 2 de junio de 2008


Los días fueron pasando como huracanes... ¡no pudo irse más rápido mayo! Felipe quería verme, me había dicho que tenía ganas de ir a tomar algo conmigo y conversar (¿?). "Sí, estaría bueno eso" le contesté yo y quedamos en vernos alguna noche por el centro, pero sin una fecha concreta. ¿El problema? Quedaban sólo tres fines de semana antes de su partida y yo no soy de salir a la noche... Una trasnoche de sábado significa juntarse en la casa de algún amigo o quedarse viendo una película. ¿El otro problema? Mi desmedida timidez. Encontrarme con Felipe, justo antes de que viaje a España... ¿solos? Demasiado para mi pobre corazón vergonzoso.

Como era de esperarse, pasaron los dos primeros fines de semana y yo no salí. Chateé con Felipe por última vez para vernos el sábado. Llegó la noche, era el cumpleaños de una amiga y luego saldríamos al centro. Le mandé un mensaje de texto a Fel preguntándole a qué bar iba a ir y me contestó: "Al :) estoy en lo de un amigo, todavia no sabemos a donde vamos a ir, te aviso". Listo. Era un hecho. Iba a verlo después de un año de ausencia física (pero no virtual); iba a volver a perderme en sus ojos y, a la vez, despedirme de ellos por quién sabe cuánto tiempo. Estaba hecha un manojo de nervios, casi imposible de describir. Mi cerebro me gritaba "¡CALMATE, CALMATE!" mientras intentaba frenar los repentinos temblores de mi cuerpo. Mis amigas no ayudaban mucho con sus consejos: "Ay Ali, ¡lo vas a ver! No importa nada, ¡ya se va! ¡¡¡Comételo!!!". Sí... como si fuera tan fácil besar a alguien que idealizo hace más de 2 años y que no volveré a ver por demasiado tiempo...

Fuimos a un bar, mis nervios todavía me torturaban y la incertidumbre inundaba mi alma de temor. ¿Iría Felipe? Yo estaba segura de que sí, pero le avisé dónde estaba y no volvió a mandarme un mensaje. Empezaba a desilusionarme cuando, de repente, vi a Ezequiel (uno de sus mejores amigos) entrando al bar. Mi corazón dio un vuelco y comenzó a latir desaforadamente: seguro Felipe venía con él.

Esperé... no sé si segundos o minutos, hasta que caí en la cuenta y mi ánimo se desplomó. Él no estaba. Ezequiel había ido solo, a encontrarse con algunos de mis amigos. Casi no llego a contener las lágrimas: según mi idea, Felipe había salido pero al saber que yo estaba en ese bar se fue a otro lado. ¿Qué otra explicación había? No tenía motivos para ir a otro lado, salvo evitarme. Por lo menos me hubiera avisado así yo no me quedaba esperándolo como una idiota. Esos pensamientos negativos me invadieron toda la noche, no pude dominar la desesperanza y me encerré en mi misma.

Ayer chateé con Ezequiel y me contó que Felipe y el resto de sus amigos no salieron, se quedaron en la casa de uno de ellos para despedirlo. ¿Será cierto? A esta altura ya no me importa. Ahora Felipe está volando hacia Madrid y todo terminó.

Almendra♥



lunes, 1 de marzo de 2010

Avanzar

Me cansé. Sí, me cansé. Me cansé de revolver el pasado y muero de ganas de avanzar en el tiempo y contarles el presente de Almendra. Así que voy a cambiar de método. Voy a resumir, contar lo más importante e intentar llegar al 2010 pronto. Porque, ¿saben qué? Esta historia sigue. Y yo necesito consejos para el aquí y ahora.

El 2007 fue un año tranquilo en relación a Felipe. Yo estaba egresando de la secundaria y por ende, tenía la mente en otro lado: viaje a Bariloche, amigos, medallas, recuerdos, fiesta de egresados... Él siempre estaba en mi corazón, pero ya no lo veía y hablábamos muy poco por chat (ninguno de los dos se conectaba mucho). Además, en el viaje de egresados conocí a un chico, aunque esa relación no funcionó... fue un factor de distracción y de intentar abrir mi mente.

En ese momento no pensaba mucho en Felipe, pero al llegar el 2008 comenzó a rondar otra vez por mi mente. Yo estaba de vacaciones en El Bolsón y, de repente, lo vi aparecer en un sueño. Era descabellado y sin sentido, como casi todos mis sueños, pero esa presencia onírica hizo que se reavive la llama dentro de mí... y ya no pude volver a sacarlo de mi mente jamás. Es curioso cómo un sueño provoca ese efecto... yo creo firmemente que algunos de ellos plasman nuestros deseos más profundos.
Ese mismo mes, Felipe volvió a conectarse con más frecuencia y era él el que iniciaba las conversaciones. Me resultó muy raro, pero yo no podía estar más feliz. La esperanza, que hacía rato había perdido, volvió a ser la protagonista de mis sueños.
Felipe se mostraba muy amigable y conversador, incluso me confesaba sus metas y deseos de aventuras. Pero nunca nos veíamos frente a frente. Hasta su amigo Ezequiel me invitó al cumpleaños, donde él asistiría, y yo estuve a punto de ir, pero me traicionó la cobardía a último minuto. Yo no conocía a casi nadie en esa fiesta y me jugó en contra la timidez. Perdí la oportunidad de ver a Felipe.

En una de nuestras charlas, allá por mayo de 2008, Felipe me revelaba emocionado que uno de sus sueños (por el cual compartíamos la misma pasión) estaba a punto de cumplirse: en junio se iría a vivir a ESPAÑA.

Me quedaba menos de un mes para acercarme a Felipe o perderlo para siempre.

Almendra♥